Está el limoncito lleno, con todo y que se nota que ha estado peleando contra las deficiencias del suelo, este año se llenó de limones. También está el higo a rebozar. La papaya nos surte periódicamente y con abundancia. El arrayán está floreando. No me queda duda que la tierra y las plantas regresan todo el amor que les das. Solo que hay darles condiciones para que te lo den.
El mango nos está dando un posibilidad de aprender. Parece que tiene alguna especie de hongo o deficiencia que investigaré para atender mejor. El mandarino y el toronjo están sufriendo con las hormigas y con alguna deficiencia y también necesitan más atención.
La composta estuvo abandonada un rato o masomenos hecha, por lo que hay que retomar el proceso. Hoy voltee las lombrices, abundantes y felices, pero sin duda requieren más atención porque la tierra estaba compactada (y eso dificulta que respiren). Un par de cucharachitas me recuerdan que lo he tenido olvidado. El abandono se resiente en los seres vivos, aunque claro, hay de seres a seres, unos más resistentes otros más sensibles.
Parece que habrá que germinar de nuevo, pues muchos de los semilleros dieron fabulosas plantitas de zacate. Así es la vida, siempre te da sorpresas.
En fin, solo para contarles, que vamos a retomar el huerto y el blog.
Queda mucho por (re)aprender y volver a cuidar. Pero estoy muy emocionada. La lluvia también me ha lavado y refrescado. Y se siente delicioso poder volver a poner las raíces en la tierra.
Hay que seguir sembrando...
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